sábado, 14 de julio de 2012

Cuando en la provincia de Las Tunas se habla de la joven generación de los artistas de la plástica, hay que mencionar el nombre de José Manuel Mayo, un pintor que busca en cada trazo una de las razones de su existencia, y la encuentra.

Mayo nació en la ciudad de Las Tunas, al oriente de Cuba, en 1976 y desde muy pequeño sintió una atracción muy grande por las formas y los colores, y hasta se buscaba grandes problemas con sus maestros, porque sus libretas mostraban los trazos todavía incoherentes de un futuro pintor.
 

Y así marchó hacia la Academia, y después de intensos años de estudios egresó un día de 1997 con su título bajo el brazo y la cabeza llena de ideas y colores, que fueron buscando las formas ideales para llevarlas al lienzo. 

Entonces comenzó una etapa tan intensa, que a veces se detenía ante el lienzo manchado por sus trazos y pensaba en cómo liberar de una vez toda aquella energía interna que lo invadía, hasta que volvía a tomar su pincel, cual fusil para la batalla, y lo pasaba una y mil veces por aquellas líneas y formas que de su cerebro iban al espacio creado en busca de la comunicación. 

Al principio se imponía el arte figurativo, el contemplativo, pero no se conformaba y quería más, y descargaba la academia y el oficio en cada cuadro, hasta que un día descubrió el arte abstracto que lo atrapó para siempre, porque a través del abstraccionismo fluyen mejor sus ideas en temas tan diversos como el pensamiento. 

Hoy, 15 años después de su egreso de la Academia, Mayo tiene una impresionante hoja de vida, que abarca casi 80 exposiciones colectivas, personales, bipersonales y eventos, y una docena de importantes premios ganados al calor de una competencia marcada por la calidad de los competidores. 

Siempre activo, siempre práctico y soñador, capaz de sacrificarse por los demás más que por él mismo cuando de arte se trata, del talento de Mayo supo durante muchos años la Asociación Hermanos Saíz, y hoy el Comité provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) lo cuenta como vicepresidente de la Filial de Artistas Plásticos, una plaza desde donde se esfuerza cada día en función del desarrollo de las piezas bidimensionales y tridimensionales. 

Por eso es que José Manuel Mayo goza de un gran prestigio dentro de un mundo tan complejo como el del arte, porque ha sabido ganárselo a fuerza de voluntad, talento y altruismo, como saben hacerlo quienes siempre tienen la mira puesta en los colores de un sol que nace para todos.